El porno de Erika Lust
De Erika Lust ya hemos hablado en esta web. Esta mujer nacida en Estocolmo en 1977, que estudió Ciencias Políticas, Feminismo y Estudios de Género en la Universidad de Lund y que desde hace ya años reside en Barcelona, es una de las grandes renovadoras del porno. Lust, en desacuerdo completo con un porno que, en sus palabras, “ha estado monopolizado por una perspectiva inequívocamente masculina, visualmente pobre, a veces con obvias dosis de racismo y homofobia, y que ha dado una versión distorsionada del sexo”, centró a finales de los años noventa todos sus esfuerzos en crear un nuevo tipo de producto pornográfico, más cuidado y con una importante presencia de lo femenino.
El porno de Erika Lust es un cine que, según sus propias palabras (recogidas por Toni García en su artículo “Esto es porno, pero porno del bueno”, publicado en el suplemento Tentaciones del diario El País), “trata de entender a los personajes y en el que los deseos de la mujer son importantes, en el que lo femenino está delante y detrás de la cámara, con un enfoque distinto”.
Erika Lust concedía dicha entrevista a Tentaciones con motivo de la presentación de una webserie porno, X-Confessions. Esta webserie porno es, en cierto modo, un puerto al que Lust, vista su trayectoria, debía llegar tarde o temprano. Tras realizar muchos cortos, algún que otro largometraje, producir o colaborar con terceros y amadrinar la aparición de nuevas directoras, Erika Lust se ha embarcado en la realización de una webserie porno que debe servir para, a lo largo de seis episodios, repasar las fantasías y fetiches de dos mujeres protagonizadas por la actriz ucraniana Karina Kolokolchykova y por la barcelonesa Melina Matthews.
Alegato feminista
Kolokolchykova y Matthews, Emma y Olivia en sus papeles, debaten acerca de su sexualidad y sobre su forma de vivirla y exponen no sólo sus preferencias sexuales y sus fantasías, también realizan un alegato del derecho de la mujer a tomar las riendas de su sexualidad y a dominar y controlar sus propios cuerpos, gozando de ellos y con ellos sin sentirse, en modo alguno, mediatizadas por la presión que siempre ejerce una estructura social y moral eminentemente patriarcal.
Con la creación de este tipo de productos pornográficos, Erika Lust intenta acceder a un público mayoritario y demostrar que, bien tratado, el porno puede resultar muy beneficioso para la mujer. Gracias a un porno bien realizado, sostiene Lust, la mujer puede reconciliarse con la sexualidad y puede, también, despojarse de las vergüenzas que, instaladas en su carácter, pueden impedirle disfrutar completamente de su sexualidad.
El producto pornográfico de la factoría de Erika Lust no tiene nada que ver con ese porno al que los jóvenes acceden de una manera sencillísima y del que reciben una visión distorsionada de lo que son las relaciones sexuales entre el hombre y la mujer. Al porno que se puede encontrar por internet, sostiene Lust, le sobra agresión y le sobra machismo. Por eso ella lanza su propuesta basada principalmente en un compromiso con el realismo, la sinceridad y el respeto hacia el otro. Erika Lust, por ejemplo, no contrata ni a actores ni a actrices para las que trabajar con personas de otro color suponga un problema (algo muy habitual en EE. UU.). Lust tampoco contrata para sus producciones o creaciones a quien ponga objeciones de algún tipo a trabajar con miembros del colectivo LGTB.
Para crear X-Confessions, webserie porno que tiene el mismo nombre de su portal, Erika Lust se ha basado en las experiencias y fantasías enviadas a aquél por su seguidores y seguidoras. Reciclando esas ideas y los vídeos ha creado esta webserie porno en la que las dos protagonistas, Karina Kolokolchykova y por Melina Matthews, interpretan los papeles de dos mujeres que, en su casa, se divierten rodando un podcast sobre sexo.
El audiovisual porno propuesto por Erika Lust debe ser, antes de nada, una creación artística que, como tal, debe resultar bella. ¿Crees que lo son? Para dar una respuesta a esta pregunta quizá debas darte una vuelta por la producción de Erika Lust para, así, formarte una opinión sobre su modo de concebir el porno.