Tres maestros de la fotografía erótica

Nueva York siempre será Nueva York. El pálpito de lo cultural siempre será en NYC un reclamo a ritmo de tamtan para todo el mundo. Los tambores culturales de la Gran Manzana suenan y todo el que quiera estar a la última de lo que se cuece culturalmente en Occidente debe volver la mirada hacia Manhattan, Blooklyn, Harlem, Queens o incluso el Bronx. Dar la espalda a lo que se cuece en los teatros, las salas de cine independientes, las librerías, los clubs de lectura, los museos, los escenarios y las salas de exposiciones de Nueva York es un pecado de lesa majestad que nadie interesado en el arte o en las últimas corrientes culturales debería permitirse. Siempre va bien echar un vistazo a la programación de esos lugares. Lógicamente, no toda la incesante producción cultural de Nueva York va a ser de nuestro interés. Pero siempre podemos encontrar algo que nos llame la atención, que nos ponga en estado de alerta, que pulse en nosotros el interruptor que ponga en marcha nuestro mecanismo de indagación, que nos haga querer saber más.

Eso mismo es lo que nos ha sucedido al contemplar en la prensa el siguiente titular: “Exponen juntos tres maestros de la foto erótica: Francis Giacobetti, Sam Haskins y Kishin Shinoyama”. Lo hemos leído y, amantes de todo lo que tenga que ver con el erotismo como somos, queremos saber más sobre esa exposición y sobre esos fotógrafos eróticos. ¿Quiénes son? ¿Qué aportación han realizado al maravilloso universo de la fotografía erótica? ¿Cuáles son las características principales de su obra?

Según leemos en la prensa, la muestra Three Masters of Erotic Photography reúne en la galería Steven Kasher algunas de las series fotográficas más conocidas del francés Giacobetti (1939), del japonés Shinoyama (1940) y del sudafricano Haskins (1926-2009). Estas series de fotografías eróticas pertenecían al editor y coleccionista alemán Walther H. Schünemann. A su muerte, las fotografías de estos tres fotógrafos eróticos quedaron guardadas en unas cajas. Fue el hijo de Schünemann quien las descubrió y quien ha decidido exhibirlas y ponerlas a la venta.

Estos tres fotógrafos eróticos, referentes de la fotografía erótica artística en sus respectivos países, intentaron reforzar el matiz artístico de un tipo de fotografía que, en aquellos momentos, podía empezar a estar demasiado influenciada por los cánones estéticos que había impuesto el éxito comercial de una publicación como Playboy. Lejos de las poses estereotipadas y de las modelos escultóricas que caracterizan el estilo del erotismo de la publicación fundada por Hugh Hefner en 1953, estos tres fotógrafos eróticos buscaron plasmar el erotismo de mujeres naturales y corrientes. Gracias a ese esfuerzo, afirman los organizadores de la exposición neoyorquina, Giacobetti, Shinoyama y Haskins “ayudaron a introducir un nuevo orden mundial erótico”.

Sam Haskins

De entre estos tres autores, el sudafricano Sam Haskins fue el más popular de todos. A él se debe la realización de una de las obras cumbres de la fotografía erótica de todos los tiempos, Cowboy Kate. Realizada en 1965, esta serie de fotografías, premiada en 1966 con el premio Nadar, es el sugerente y excitante resultado de mezclar el universo cowboy con la piel femenina. Esta obra es una perfecta muestra del estilo de Sam Haskins. Cowboy Kate es una manera perfecta de acercarse al espíritu de los años sesenta. Lo sexy se mezcla con lo inocente y un cierto aire de utópica somnolencia tiñe toda y cada una de las fotografías eróticas que Sam Haskins reúne en Cowboy Kate.

Kishin Shinoyama

Si hay un fotógrafo erótico que haya sido capaz de desatar una fuerte polémica con su obra ése es Kishin Shinoyama. Este fotógrafo japonés fue en su momento acusado de indecencia por la policía de Tokio. ¿El motivo? Haber fotografiado a mujeres desnudas en público. 300.000 yenes fue la multa que se impuso a Kishin Shinoyama por haber profanado un lugar de culto como es el cementerio de Aoyama realizando en su interior alguna que otra fotografía erótica.

Kishin Shinoyama ha fotografiado hasta la saciedad el cuerpo femenino desnudo y, sin embargo, han sido las fotografías del desnudo del escritor, dramaturgo y ensayista japonés Yukio Mishima representando a la figura de San Sebastián asaetado (icono gay donde los haya como gay era el propio Mishima) y la de John Lennon y Yoko Ono besándose las más famosas de un autor que ha destacado por encima de todo por plasmar el erotismo del cuerpo femenino desde un punto de vista inequívocamente oriental. Bajo la mirada inexcusablemente oriental de Shinoyanma, el misticismo se impone a la perfección estética y el sugerir importa más que el mostrar de una manera clara la desnudez del cuerpo femenino.

Las mujeres adoptan en las fotografías eróticas de Kishin Shinoyama posturas peculiares y un tanto barrocas. Sus cuerpos se retuercen, se entrelazan junto al de otras mujeres. Sobre esos cuerpos cae la luz directa del sol y Kishin Shinoyama capta esa luz y los cuerpos que esa luz ilumina utilizando grandes angulares que dan a sus fotografías eróticas un tono muy particular. Con ellas, Kishin Shinoyama intenta revelar “algo personal, ‘el interior’… la verdadera naturaleza de la persona, el estado puro”. Sin duda son esa búsqueda y el resultado espléndido de la misma los dos factores que han permitido que Kishin Shinoyama comparta junto a Sam Haskins y Francis Giacobetti esta magnífica exposición en la neoyorquina sala de la calle 26 Oeste.

Francis Giacobetti

El francés Francis Giacobetti, uno de los más famosos fotógrafos de moda franceses, ha sido uno de los fotógrafos que ha tenido el honor de realizar las fotografías para dos ediciones del popular aunque elitista calendario Pirelli. Giacobetti escogió en una de esas dos ocasiones las Islas Paraíso, en las Bahamas, para ambientar sus fotografías para el calendario de la famosa marca de neumáticos.

Fotógrafo de Paris Match, colaborador habitual de publicaciones alemanas, norteamericanas e inglesas, realizador de unas maravillosas fotografías experimentales del pintor irlandés Francis Bacon, Francis Giacobetti realizó una serie de inolvidables fotografías eróticas en las que las líneas de la mujer aparecen resaltadas por un muy particular e inolvidable juego de luces y sombras que parecen convertir el cuerpo femenino en la piel extendida de una cebra.

Los tres fotógrafos eróticos representados en esta magnífica exposición (que estará abierta hasta el 15 de abril) tienen su propia manera de plasmar el erotismo. Reunir las visiones de estos tres inolvidables maestros de la fotografía erótica es una buena manera de rememorar una época muy concreta: aquélla en la que, en torno a los años sesenta del pasado siglo, se estaba produciendo una cierta revolución sexual que iba a servir para desembarazar a la mujer de su papel socialmente sumiso y, con ello, para cambiar de una vez por siempre la manera de entender la sexualidad y las relaciones sexuales.