Harvey Kurtzman: uno de los grandes del cómic

Entre los grandes autores de cómic erótico del mundo figura, sin duda, Harvey Kurtzman. Este neoyorquino de origen judío nacido en 1924 y fallecido en 1993 destacó en el mundo del cómic como un renovador del cómic bélico (la guerra, a través de la pluma de Kurtzman, se contemplaba como un catálogo de miserias y no como algo épico), como creador de una escuela satírica y como difusor del cómic erótico. Considerado uno de los pesos pesados de la historia del cómic, Harvey Kurtzman ha sido considerado punto de referencia insoslayable para muchos dibujantes posteriores a él. Dibujantes de los más variados géneros han encontrado en la obra de Harvey Kurtzman una constante fuente de inspiración.

Bucear en la obra de Harvey Kurtzman es bucear en todo un universo de creaciones de los más diversos géneros. Por tocar, Kurtzman tocó desde la ciencia ficción hasta el cómic del oeste pasando por el género de terror y, como se ha dicho anteriormente, por el bélico.

Los analistas de la obra de Harvey Kurtzman destacan de éste su manera de trabajar lenta y meticulosa, el uso de una gran documentación y la necesidad de planificar al máximo cada una de las historias. Amante del uso de contraluces y del trazo expresionista, Kurtzman creó un estilo que ha sido profusamente imitado a lo largo de las últimas décadas.

Llegada la década de los cincuenta, y cuando la censura estaba atornillando la libertad de gran parte de los creadores de Estados Unidos, Kurtzman conoció a un personaje con el que rápidamente se sintió “en conexión”: Hugh Heffner, el mítico creador del fenómeno Playboy, del que ya hemos hablado en alguna que otra ocasión en este blog. Kurtzman, momentáneamente en paro, recibió una oferta de Heffner. Dicha oferta se plasmó en la creación de Trump, una publicación que salió al mercado en 1957 y que contaba con todo a su favor para triunfar (buen papel, posibilidad de usar el color, un buen equipo de dibujantes…) pero que, seguramente debido a su elevado coste de producción y, por tanto, al elevado precio a que debía venderse (el doble de cara que Mad, que había sido, hasta ese momento, una de las grandes creaciones de Kurtzman), no triunfó. Para Heffner, editor ante todo, la sangría económica que suponía Trump era insoportable. Tras el segundo número, Heffner decidió cerrar Trump. Pese a ello, Kurtzman y Heffner no dejaron de mantener una buena relación personal. Después de todo, Harvey Kurtzman era consciente de que Trump no era tan divertida como lo había sido Mad.

“Little Annie Fanny”

El hecho de que la relación Heffner-Kurtzman no quedara dañada de muerte tras el fracaso de Trump permitió una segunda aventurar para los dos. Primero, Heffner publicó en Playboy “The Real Lady Chattertley”, un texto satírico de Kurtzman. Después, ofreciéndole la posibilidad de publicar “Little Annie Fanny”.

Aparecida en diciembre de 1953 con una portada protagonizada por la siempre tentadora Marilyn Monroe, Playboy era algo más que una revista con fotos de chicas desnudas. En ella, además de reportajes fotográficos eróticos, cabían también reportajes, entrevistas, narraciones… No en vano, en Playboy podían leerse o se han llegado a leer a lo largo de su historia textos de autores como Nabokov, Ian Fleming, Margaret Atwood o Arthur C. Clarke.

Presente en esta publicación lo erótico desde su fundación, lo cierto es que el cómic o historieta no parecía tener mucha cabida en ella. Pero Heffner volvió a apostar por Kurtzman. Kurtzman, por su parte, creó un título que, ya en sí mismo, era una parodia. Desde 1924, Harold Gray firmaba una serie de prensa que llevaba el título de “Little Orphan Annie”, esto es, “Annie, la pequeña huérfana”. Kurtzman, al escoger para su creación el título de “Little Annie Fanny” estaba hablando de “Las nalgas de la pequeña Annie”.

Sin duda, las voluntades e intencionalidades de los creadores de las dos Annie era muy distinta. Gray, en su tira, se mostraba como un hombre tradicional que defendía las buenas costumbres y el mantenimiento de una rígida moral. Kurtzman, junto a su colaborador, Will Elder, optó por el uso de la sátira más descarnada. Kurtzman y Elder se burlaban de todos los iconos culturales, sociales y políticos de un país, Estados Unidos, cuyas esencias morales quedaban atacadas en su raíz por la obra de estos dibujantes.

La primera aparición de “Little Annie Fanny” en Playboy se produjo en el número de octubre de 1962. La última apareció en septiembre de 1988. Entre una y otra, los lectores habituales de Playboy pudieron disfrutar dee un total de 106 creaciones de Kurtzman y Elder. En “Little Annie Fanny” había socarronería, agitación, surrealismo y, por encima de todo, mucha subversión.

Las historias contadas en “Little Annie Fanny” eran historias corales contadas en un espacio de entre tres y siete páginas. Ese espacio bastaba para que Harvey Kurtzman demostrara su perfecto dominio del pequeño formato. En cada viñeta de “Little Annie Fanny” cabía una pequeña multitud de personajes.

En muchas de esas viñetas, claro, aparece Annie. ¿Cómo es Annie? Rubia. Explosiva. De formas exuberantes. No demasiado espabilada. Una rubia prototípica, vamos. Modelo y actriz de profesión, la Annie de “Little Annie Fanny” acostumbra a aparecer semidesnuda o, directamente, desnuda del todo. Eso sí: Annie no muestra nunca el vello púbico. Éste no aparece en los dibujos de Kurtzman y Elder.

Junto a Annie, en “Little Annie Fanny” aparecen una serie de personajes más o menos fijos. Su compañera de piso (Ruthle), su primer novio (Benton), su segundo novio (Ralphie), su representante (Solly).

El sexo, en las historietas eróticas de “Little Annie Fanny”, se intuía siempre, pero nunca se mostraba. En “Little Annie Fanny” no se encontrarán escenas de sexo explícito, pero el erotismo está presente siempre. Eso sí: lo está a favor de una causa y esa causa es la de la crítica mordaz. Con “Little Annie Fanny”, Harvey Kurtzman dispara contra todo. Contra la astrología, contra el arte, contra el deporte, contra los afrodisíacos, contra la mafia, contra la ecología, contra el cine, contra la televisión, contra la política exterior estadounidense, contra la posesión y el comercio de armas, contra el racismo, contra la violencia callejera… Por disparar, Kurtzman, satírico hasta la médula, disparaba contra el propio universo del cómic. En las viñetas de “Little Annie Fanny”, Harvey Kurtzman se burlaba de personalidades del momento del mundo del cine, el deporte o la canción (Sinatra, Dylan, Muhammad Ali, Marlon Brando…), así como de políticos como Castro, Ted Kennedy, Malcolm X o Luther King, o de personajes de cómic como Flash Gordon o Capitán América.

Toda la serie de “Little Annie Fanny” fue compilada en dos tomos en el año 2001 por Dark Horse.