La lucha contra las “tallas extras”
Drop the Plus. Estas tres palabras simbolizan la lucha de muchas mujeres por erradicar del mundo de la moda la expresión “plus size”. ¿Talla extra? ¿Qué quiere decir eso?, se preguntan. ¿Extraordinaria? ¿Por qué determinadas tallas de ropa, que son las que usan la inmensa mayoría de las mujeres, se consideran unas tallas que se salen de lo ordinario? ¿No sería lo extraordinario precisamente lo contrario? ¿Cuántas mujeres tienen las medidas de esos ángeles que, con espectaculares alas, desfilan en cualquier desfile de Victoria’s Secret?, se preguntan las paladinas de “drop the plus”. Hablan de la antinaturalidad de ciertos patrones estéticos. Incluso se han llegado a preguntar, en algún momento, si ese estereotipo de belleza sobre el que las pasarelas de moda sustentan su glamour no puede ser acusado de fomentar la anorexia.
La primera mujer que lanzó su grito de protesta fue Ajay Rochester, una voluminosa presentadora de televisión australiana. Tras ella han venido otras muchas mujeres que han hecho de ese grito su leit motiv. Entre todas ellas hay una que, por la espectacularidad de sus medidas y por su innegable y ambigua belleza, se ha convertido en personaje estelar del “drop the plus”. Esa persona es la modelo nacida en Camberra (Australia), de madre italiana y padre inglés, Stefania Ferrario.
Stefania Ferrario es, hay que decirlo cuanto antes, un monumento a la voluptuosidad, el perfecto estereotipo de la guapa jamona, por decirlo de algún modo. Stefania Ferrario es una belleza llena de curvas y a la que se le intuye una energía vital capaz de acoquinar al hombre más bregado. Resulta imposible imaginar una fotografía de Stefania Ferrario que no desprenda un ineludible aroma a sensualidad. Stefania Ferrario es sexy. Muy sexy. Labios carnosos, ojos de miel, pechos exuberantes, caderas acogedoras, muslos macizos, vientre plano que nos recuerda todas las horas que Stefania Ferrario pasó dentro de una piscina, nadando de punta a punta de la misma, mientras era nadadora profesional.
Fue en esa época cuando Stefania Ferrario se convirtió en una especie de estrella de las redes sociales. En aquel momento, ni siquiera se había planteado dar el salto al mundo de la moda. Miles de seguidores, sin embargo, no podían estar equivocados respecto a su belleza. Era impactante. Y el mundo de la moda, hoy en día, no permanece ajeno a los maremotos que de tanto en tanto agitan las redes sociales. Éstas se están convirtiendo en proveedoras sociales de nuevos nombres para la moda. Instagram actúa, en ocasiones, como una gran empresa dedicada a realizar cástings de los más diversos. Muchas modelos se inician en el mundo del modelaje arrastrando tras de sí la admiración de miles de seguidores. Así sucedió con Stefania Ferrario.
Exhibicionista y coqueta, picarona, luciendo una imagen que estaba a medio camino entre la proclamación de inocencia de su rostro y la invitación a la concupiscencia de todo su cuerpo, Stefania Ferrario no tardó en ser cotizada como modelo estelar de tallas grandes. Junto a ella, y en el sector del modelaje de tallas grandes, brillan nombres como los de Candice Huffine (a quien ya dedicamos un post en esta sección), Tess Holliday, Jennie Runk, Ashley Graham, Justine LeGault, Tara Lynn o Tans Munster. Pocas de estas modelos transmiten la sensualidad y el erotismo que transmite Stefania Ferrario, un erotismo que adquiere tintes de pura provocación cuando esta bella y excitante mujer se declara urbi et orbe bisexual.
Ama tus curvas
“Ama tus curvas”, proclama Stefania Ferrario. Y nosotros pensamos: más que las nuestras las que queremos amar son las tuyas. Darnos un atracón de ti, Stefania Ferrario. Eso es lo que verdaderamente nos apetece. Recorrerte lentamente. Admirar sin prisas un cuerpo que no es obeso ni gordo, sino que es, simplemente, diferente al que puedan tener modelos como Adriana Lima, Kendall Jenner, Alessandra Ambrosio o Sara Sampaio; un cuerpo de mujer que reclama no ser tratado como extraordinario respecto a sus medidas aunque a nosotros nos lo parezca respecto a su belleza.
Stefania Ferrario desnuda es un homenaje a la feminidad, un canto a la mujer, un paraíso con el que siempre soñaremos mientras imaginamos cómo debe comportarse Stefania Ferrario follando. Nos gusta imaginarla encima nuestro, marcando el ritmo. A veces ese ritmo que imaginamos, el que ella imprimiría con sus sensuales caderas cuando nos montase, es pausado y quedo como una brisa que recorriera las playas de su Australia natal. En otras, cuando en la mirada de Stefania Ferrario y en su sonrisa sugerente y sensual intuimos un apetito sexual a punto de desbordarse, imaginamos a Stefania Ferrario follando, follándonos, a un ritmo salvaje, desatada de tabúes y recatos, enloquecida de deseo, fuera de sí, rompiéndonos la pelvis de placer en cada embestida, vaciándonos enteros.
Después, derrengados el uno junto al otro de deseos satisfechos (sí, nuestra presunción llega hasta el extremo de pensar que podemos agotar sexualmente a una veiteañera cañón como Stefania Ferrario), escucharemos cómo Stefania Ferrario regresa a su lucha y vuelve a susurrarnos su mantra. “La belleza consiste en explorar y abrazarte a ti misma”, nos dirá, “y a todo lo que te hace única, física y mentalmente. Y también en encontrar eso en los otros. Los medios nos alimentan con ideas estrechas sobre la belleza, pero una vez que abres tu mente a la belleza de todos y todo, es mágico”.
Nosotros la escucharemos y asentiremos. La veremos desnuda a nuestro lado, bella y sensual, voluptuosa y carnal, y volveremos a sentir cómo el deseo vuelve a crecer dentro de nosotros. Como el ave Fénix. Y es que la presunción de nuestra imaginación no tiene límites. Entre las lindes de lo imaginario, nuestra escopeta se carga y se descarga sin problemas tantas veces como haga falta. Ésa, después de todo, es la mayor ventaja que el sexo imaginario tiene sobre el real.