Nueva exposición de Helmut Newton

Elegancia, glamour, seducción… todos estos nombres le cuadran bien a la obra de quien ha sido uno de los más grandes (y controvertidos) fotógrafos de la historia: Helmut Newton. Tan grande fue Helmut Newton que la Fundación que lleva su nombre y que tiene su sede en el Museo de la Fotografía de Berlín no cesa de realizar exposiciones temáticas de su obra o de algunas partes de ella. La última de esas exposiciones se inaugurará dentro de dos días, el próximo 4 de junio, en dicha sede, y será una exposición muy especial: Helmut Newton compartirá algunas de sus fotografías con las de otros dos autores que, por temática o por manera de enfrentar el trabajo fotográfico, son muy parecidos a él.

Frank Horvat, casi contemporáneo de Newton (nació 8 años después en Abazzia, Croacia) y el polaco Szymon Brodziak (nacido en 1979 y famoso por ser el primero en introducir el erotismo en los calendarios Porsche) son esos dos fotógrafos que, al igual que Helmut Newton, son especialistas en la plasmación fotográfica de un erotismo frío y calculado. En las fotos de Helmut Newton hay poco lugar para la improvisación. Las tomas se escenifican y la naturalidad es sustituida por un cuidado diseño preliminar de lo que será la fotografía final. Esos mismos principios guían la fotografía de Horvat y Brodziak. El primero, de hecho, ha llegado a afirmar que “la fotografía es el arte de no pulsar el disparador”.

Blanco y negro para un desnudo pensado

La forma de plasmar el cuerpo femenino de Newton, Horvat y Brodziak tiene un antecedente: la fotógrafa alemana Yva, pseudónimo de Else Ernestine Nauländer-Simon (1900-1942). Helmut Newton, nacido en Berlín en 1920 con el apellido Neustädter, fue durante un tiempo aprendiz de la gran Yva. Con Yva, Helmut Newton aprendió el dominio del retrato y la exquisitez del desnudo en blanco y negro. También de Yva aprendió Newton el gusto por la fotografía de las piernas femeninas. En la fotografía de esta parte corporal de la anatomía de la mujer se intuye un fetichismo que Helmut Newton nunca desmintió y que se hacía más patente todavía cuando las piernas retratadas eran realzadas con la espectacularidad sensual de unos zapatos de aguja.

Helmut Newton, que tuvo su primera cámara a la edad de 12 años, abandonó su país natal, Alemania, escapando al nazismo. Sus orígenes judíos lo hacían más que aconsejable. Los hechos, después, acabaron demostrándolo. Yva, de hecho, murió en un campo de concentración cuando sólo contaba con 42 años de edad. Llegado a Singapur, Helmut Newton estuvo trabajando durante apenas dos meses para un diario de allí. Hacía fotos de sociedad. Fue despedido porque sus fotografías no gustaban. El diario que despidió a Helmut Newton como fotógrafo fue el Straits Time. Que su nombre quede para la historia para ilustrar la visión de futuro de todos aquellos cazadores de talentos que tuvieron ante sus ojos la genialidad y no supieron verla.

Deportado a Australia, Helmut Newton estuvo un corto período de tiempo en un campo de internamiento. Tras la guerra, montó un estudio fotográfico en Melbourne. Allí vivió durante 17 años. Allí se inició en la fotografía de modas, lo que le permitió colaborar con Vogue Australia antes de iniciar viajes que le llevaron a Londres y a París.

La capital francesa no tardó en convertirse en su ciudad. Allí trabajó, allí dio cuerpo a su manera de fotografiar y allí colaboró durante muchos años con otro genio, éste del mundo de la moda: Yves Saint-Laurent. Al iniciarse esta colaboración ya estaban marcadas las características que iban a hacer de la obra de Helmut Newton una de las más reconocidas y mundialmente aplaudidas de la historia de la fotografía. En las imágenes de Newton no existían retoques, imperaba la luz natural y las mujeres rodeadas de ambientes lujosos se convertían en protagonistas absolutas de la misma.

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Se ha hablado de bodegones anatómicos, de voyeurismo llevado al máximo, de erotismo frío. Muestra de todo ello son algunos de los libros editados de Helmut Newton antes y después de enero de 2004 en Los Ángeles debido a un infarto que le hizo sufrir un accidente de circulación. Desde el lejano White Women editado en 1976 y en el que las protagonistas son las prostitutas de la parisina rue Saint Denis, hasta Sumo, pasando por Polaroids o Work o su propia Autobiografía, cualquiera de ellas es una obra idónea para adentrarse en la obra de este autor capital del erotismo fotográfico.

Otra buena manera es, claro, desplazarse a Berlín y adentrarse en la maravilla de la obra de Helmut Newton expuesta por el Museo de la Fotografía de la capital alemana. Allí se pueden encontrar objetos personales del fotógrafo (cámaras, ropas, cartas, elementos que utilizó en sus fotografías…), así como una buena representación de su obra. Contemplarla y observar cómo se ha convertido en referente para muchos fotógrafos posteriores es algo que podrá observarse a la perfección a partir del 4 de junio en esa exposición en las que las fotografías de Helmut Newton compartirán espacio con las de Frank Horvat y Szymon Brodziak.

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