Defensores a ultranza del erotismo y del gozo sexual, no podíamos dejar pasar la ocasión de dedicar unas líneas en nuestro blog a la obra de una excepcional dibujante e ilustradora italiana: Frida Castelli. En pocos y pocas dibujantes se observa tanto esa voluntad encarnizada de celebrar lo íntimo y sexual como se puede contemplar en todas y cada una de las ilustraciones eróticas de Frida Castelli. En los dibujos de esta fantástica ilustradora de la que poco se sabe (ella siempre dice que lo importante no es ella ni si vida, sino su obra) se constata esa alegría que sobrecoge a cualquier persona cuando tiene la fortuna de disfrutar de otro cuerpo. Y disfrutar de otro cuerpo (quien ha deseado lo sabe) implica, en mayor o menor medida, gozar de todos y cada uno de nuestros sentidos cuando se está en compañía de ese cuerpo y él se nos ofrece en todo su esplendor. El gozo máximo de un cuerpo que no es el nuestro se consigue cuando ese cuerpo es olido, tocado, olfateado, saboreado… Eso lo sabe Frida Castelli y eso lo plasma a la perfección en sus dibujos, que se convierten así en todo un canto a la sensualidad.

Los dibujos eróticos de Frida Castelli giran alrededor de un eje temático en el que amor y sexo se dan la mano. Contemplar una ilustración de esta ilustradora italiana es contemplar el milagro de esa fusión entre amor y sexo, sexo y amor, que, eliminando las fronteras entre uno y otro, se vuelve puro pálpito, latido casi animal, erotismo puro. Así, el sexo plasmado por Frida Castelli en sus ilustraciones eróticas no es el sexo descarnado que, desprovisto del más mínimo ramalazo de amor, plasman o parecen plasmar otros u otras dibujantes. En los dibujos de Castelli, en sus ilustraciones de tonos pastel, hay carnalidad, sí, pero también hay delicadeza, una delicadeza que es heredera de la técnica utilizada por la ilustradora pero que también es deudora, con toda probabilidad, de su forma de mirar y concebir el mundo y con su modo de entender la relación sexual.

Frida Castelli plasma relaciones eróticas y actos sexuales (sugerentes las manos que se introducen bajo unos bóxers, explícitos los rostros extasiados por los placeres orgásmicos, simbólicas las manos entrelazadas de los amantes, sensuales las espaldas curvadas de las mujeres que, a horcajadas sobre sus parejas, son penetradas por ellas; delirantes de gozo los rostros de las mujeres que, abandonadas a sus propias e íntimas fantasías, se masturban…), pero al plasmar esas relaciones y esos actos, Castelli lo hace siempre desde una óptica que parece remitirnos, de alguna manera, a una cierta forma de romanticismo.

El romanticismo que parece desbordar el marco de los dibujos eróticos de Frida Castelli, sin embargo, no es ese romanticismo ñoño y castrador que podríamos considerar hijo de una manera muy platónica de contemplar las relaciones amorosas y que parece recrearse más en lo espiritual que en lo carnal. El romanticismo que parece intuirse en las ilustraciones de Frida Castelli no es un romanticismo de consultorio sentimental de Elena Francis, ni de conservación de la virginidad hasta la noche de bodas ni de comedia de Hollywood en la que los príncipes azules acaban calentando castamente el lecho de cenicientas enamoradas; sino que, como hemos apuntado antes, es un romanticismo indisolublemente unido a lo carnal, un romanticismo muy de nuestro tiempo, la plasmación perfecta y bella (el dominio de las perspectivas y de la anatomía del cuerpo humano es magistral en los dibujos de Frida Castelli) de lo que es el amor cuando actúa sexualmente o de lo que es el sexo cuando es el amor quien guía sus pasos.

En este artículo te dejamos varias muestras del arte como ilustradora erótica de Frida Castelli. Entrar en su página web (fridacastelli.com) es introducirse en un mundo presidido en todo momento por la sensualidad y el erotismo. Sin duda, ninguna de las imágenes dibujada y pintadas por Castelli te dejará indiferente.