Bar Refaeli: la manzana prohibida

1,74 de estatura y 89-60-89 de medidas corporales. Ésa es tu tarjeta de presentación. Y una mirada color musgo en la que centellea el brillo de una falsa inocencia. Falsa porque tras ella intuimos la presencia de una mente calculadora y fría que tiene la capacidad de calcular ingresos mientras respira. Falsa porque sabemos que te va la marcha y que no te cortas un pelo a la hora de mostrarte sexualmente provocativa. Falsa porque en la inocencia hay un punto de timidez y la timidez, seguramente, es una palabra que hace ya tiempo borraste de tu vocabulario. Quizás lo hiciste a los cinco meses de vida, cuando tu madre te llevó por vez primera para que te hicieran unas fotos con las que ibas a protagonizar tu primera campaña publicitaria. Años después llegarías a ser portada de revistas como Elle, GQ o Sports Illustrated. Cuando ese momento llegara tu nombre sería conocido en el mundo entero y todos sabrían que tú, Bar Refaeli, serías un valor seguro cuando quisieran atraer la atención de los focos.

Se habla de ti en estos días. Nos cuentan que te casas con un empresario de la alimentación, israelí como tú, y que celebrarás tu boda en Israel, por el rito judío. Observamos alguna foto de tu futuro marido, Bar Refaeli, y sentimos cómo un hondo rencor comienza a brotar desde nuestras entrañas. Ese rencor nace de un sentimiento tan natural como dañino: los celos. Tenemos celos, Bar Refaeli, de quien va a disfrutar del placer de acariciar, besar, lamer, pellizcar o magrear tus bellos pechos. Las tetas de Bar Refaeli, tus tetas, se nos aparecen en sueños y en sueños estiramos nuestras manos deseosos de sentir en nuestros dedos el tacto que imaginamos de seda de tus pechos.

Te vemos desnuda, tumbada sobre la arena, dejándote lamer por el agua del mar, y soñamos convertirnos en esa agua, ser una ola que, lentamente, fuera recorriendo tu delicioso cuerpo. Bar Refaeli desnuda es el sueño de todo hombre que ame la belleza femenina. Bar Refaeli en bolas en el mejor cartel publicitario del Paraíso. Nadie mejor que tú, Bar Refaeli, para encarnar a esa Eva que, tras su rostro inocente, esconde las agallas necesarias para saltarse los mandatos más sagrados. Eres la tentación hecha cuerpo de mujer. Por eso las mujeres de los futbolistas del Barça llegaron a odiarte. Te paseabas entre sus hombres por las instalaciones del club como se paseaba la serpiente por las ramas del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Eras el demonio reencarnado, la mujer que no se arredraba a la hora de romper parejas o matrimonios, la tentación en mayúsculas.

Tú, Bar Refaeli, eres la manzana ante los ojos de Adán, la mujer que se atreve a violar el mandato divino. Díselo si no a los ultraortodoxos de tu país. Ellos te detestan. Los rabinos jaredíes te tienen por una gentil (una no judía) y se llevan las manos a la cabeza cuando observan algunos de tus anuncios. Demasiadas insinuaciones sexuales, dicen. Y razón no les falta. Te muestras en una imagen orinando ficticiamente ante un urinario masculino, de pie, explicitando con ese gesto tu apoyo a la comunidad de gays y transexuales. En un video apareces aparentemente exhausta tras hacer el amor con un famoso muppet. Esa simple insinuación sexual sirvió para que el anuncio fuera relegado al horario nocturno de la televisión israelí.

Nos encanta esa provocación, Bar Refaeli. Nos seduce tu modo de sacar de quicio a los que se la cogen con papel de fumar e intentan convertir el sexo, esa maravilla gratuita con la que nos premió la vida, en algo sucio y reprobable. Nos encanta intuir, más allá de tu perfumada imagen de modelo de lujo, tu vertiente más erótica. Intuir a Bar Refaeli follando es intuir cómo pudo ser el encuentro de Adán y Eva. Te imaginamos desnuda, sinuosa, cabalgándonos, embriagándonos con tus encantos, mirándonos con tus ojos de serpiente seductora, subyugándonos, dejándonos rendidos a tus caprichos, embelesados de deseo…

Pero despertar de ese embeleso es un poco frustante, Bar Refaeli. Es duro despertar de ese embeleso esperando encontrar la acogedora humedad de tu entrepierna y encontrarse el frío vacío de la soledad y la ausencia. Cuando eso sucede, nada mejor que sacudirse la soledad buceando en girlsbcn.tv. Allí puedes encontrar todo un catálogo de tentaciones, mujeres hermosas y seductoras que, con ganas de quedar contigo, te ofrecen un sinfín de placeres, desde sexo oral natural hasta sexo anal, desde masajes eróticos hasta eyaculación facial… todo lo que soñaste hacer con la tentadora y sinuosa Bar Refaeli, que seguirá habitando para ti donde siempre habitó: en el espacio mágico de los deseos virtuales y en la imperecedera realidad de las fotografías.

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