El shunga o arte erótico japonés es una fuente inagotable de sensualidad. Los amantes pueden encontrar en la contemplación de esta forma de arte erótico un camino directo hacia la excitación.

Los grabados shunga (comúnmente resultado de la grabación con placas de madera) son un medio fascinante y utilísimo para conocer las más profundas fantasías eróticas japonesas. Si deseas introducir una dosis de excitación extra en tu relación, plantéate la posibilidad de disfrutar de una sesión compartida de contemplación de algunos de estos grabados.

La palabra shunga significa algo así como “imágenes de primavera” y sirve para agrupar las pinturas y grabados en madera que, entre los siglos XVII y XX, sirvieron para mostrar, de una manera más o menos explícita, toda una iconografía erótica.

Estas estampas eróticas japonesas eran en muchos casos, lo que para los hombres de nuestros tiempos han sido las revistas porno: un buen estimulante para la masturbación, un excitante para ponerse a tono.

Veamos a continuación las características principales de este estilo. En él se da fe, en buena medida, de una forma de concebir el erotismo propia de un país, Japón, que ha dejado señales inconfundiblemente propias tanto en el cine erótico como en obras literarias como las del escritor Junichiro Tanizaki.

Shunga

Características del Shunga

En el shunga japonés se muestran imágenes en las que se incluyen genitales en primer plano, posiciones inverosímiles o extravagantes e inusuales fantasías eróticas (por ejemplo: mujeres que sueñan con la succión vaginal de un caracol o de un pulpo).

En contraste con los que suele representarse en el erotismo occidental, sin embargo, la mayor parte de los amantes representados en este tipo de representaciones aparecen vestidos. Sus genitales pueden contemplarse porque túnicas y kimonos aparecen arremangados.

No es extraño contemplar en los grabados shunga hombres que manejan penes descomunales y erecciones ciclópeas. Este tipo de escenas son propias del período Edo. Durante ese tiempo, el arte erótico japonés exploró el lado más fantástico del sexo y fue muy apreciado tanto por hombres como por mujeres. No en vano, los amantes solían regalarse entre sí grabados.

Las mujeres, sin ir más lejos, eran ávidas consumidoras de este tipo de productos. Éstos, además, cumplían una importante función didáctica. Se podían aprender nuevas posturas sexuales y encontrar ideas que posteriormente fueran aplicadas a la vida de la pareja.

Esta invitación a la experimentación y al ensayo se hacía especialmente patente cuando uno de los dos miembros de la pareja dejaba bajo la almohada de su amante algún grabado shunga o una serie de estampas. El hecho de dejar allí esas imágenes inequívocamente eróticas podía interpretarse como una clara invitación a la concupiscencia y al placer.

Arte erótico japonés

¿Cómo usar los grabados eróticos japoneses hoy?

Regalar estampas eróticas como éstas podría convertirse, también en estos tiempos, en una clara y excitante invitación al sexo. Envolver el regalo de manera elegante y seductora (un envoltorio de papel de seda negro con cintas rojas podría ser una sensual y delicada manera de presentar el regalo) y entretenerse a mirar juntos las imágenes recogidas por los grabados podría ser un buen método de calentamiento.

El regalar a la pareja ese tipo de material pueden entenderse como una invitación a practicar un excitante juego de roles en el que el hombre puede comportarse como un samurái que, tras mucho tiempo en guerra, regresa a su casa con hambre de sexo.

La contemplación compartida de las imágenes shunga, además, puede servir como un gran método de conocimiento mutuo. Decir lo que a uno le excita especialmente es la mejor manera de comunicar a la pareja cómo debe actuar en la cama para proporcionarnos el máximo placer.

Cuando el conocimiento es mutuo, cuando cada miembro de la pareja sabe qué excita al otro, el placer mutuo es un objetivo al alcance de la mano. Compartir imágenes de este tipo y comentarlas juntos puede ser una buena manera de aumentar el conocimiento mutuo y de estrechar los lazos de pareja alcanzando una mayor complicidad.

Otra buena manera de introducir nuevas rutinas que mejoren la vida sexual sirviéndonos de las ayudas del shunga es la de intentar reproducir las imágenes que en dichos grabados aparecen y guardarlas para la posteridad mediante el uso de una cámara fotográfica.

Convertirse en el fotógrafo erótico de la pareja y retratarla desde ángulos diferentes mientras, por ejemplo, se masturba, puede ser una buena manera de aumentar la excitación de la pareja.

Fotografiar a la pareja desnuda desde ángulos inusuales es también una forma de adorar el cuerpo desnudo del amante, ese cuerpo que debe ser nuestro templo y también la fuente de donde proviene el mayor de nuestros placeres.

Shunga japonés