Hay caras que son un poema y la de Mario Casas en una escena de la película Fuga de cerebros es una de ellas. “¡Bufff!”, parece decir la mirada de Emilio Carbajosa (pues ése es el nombre del personaje que interpreta Mario Casas en este film de 2009 de Fernando González Molina) cuando se enfrenta a la maravillosa imagen de Amaia Salamanca desnuda. Y es que Amaia (la bella Amaia, la elegante Amaia, la sensual Amaia Salamanca), metida en la piel de Natalia, se desprende como quien no quiere la cosa del camisón que la cubre y queda así, ofrecida a la vista sorprendida y enamorada de Emilio, como su madre la trajo al mundo.

Abrimos frente a la pantalla los ojos como platos y a lo largo de toda la escena que nos muestra a Amaia Salamanca follando con Mario Casas intentamos absorber con nuestras pupilas todas las exquisiteces del cuerpo de esta bella madrileña de ascendencia vasca que aún no ha cumplido los treinta. Y cuando hablamos de exquisiteces no queremos hablar (o al menos no en exclusiva) de sus bellísimos ojos azules entreverados de notas verdosas ni de su hermosa cabellera rubia. Ésas muestras de belleza y ésas delicatesen de placer visual ya podemos observarlas si nos zambullimos en la visión de series de televisión como Gran Hotel, Velvet o Sin tetas no hay paraíso. Cuando hablamos de las exquisiteces físicas de la protagonista de Sin tetas no hay paraíso, hablamos de eso precisamente: de tetas, de las tetas de Amaia Salamanca, de esas tetas que, vistas en esta escena, se nos aparecen como dos bellos paraísos que, a su vez, fueran sendos homenajes al canon clásico y a la medida justa. Ni excesivas ni escasas, ni ubres ni garbanzos, los pechos de Amaia Salamanca se nos aparecen en esta escena deliciosamente en su punto. Perfectas para el beso y la caricia.

De hecho, Mario Casas, llevado por la pasión, acaricia la teta izquierda de Amaia Salamanca y nosotros, traspasados de envidia, queremos ser él. ¡Qué gozada debe de ser sentir en la mano el tacto de ese pecho natural, de esa teta desprovista de cirugías y siliconas que nos ha regateado su visión integral en tantas y tantas imágenes!

Y es que buscamos por internet la imagen de Amaia Salamanca en pelotas (Amaia ganó en 2009 el Fotograma de plata al intérprete más buscado por internet) y debemos conformarnos con observar un gran manojo de fotografías en las que se nos muestra a Amaia Salamanca en ropa interior, a Amaia realizando ejercicios de flexibilidad junto a unas mancuernas, a Amaia luciendo maravillosos escotes en tantas y tantas imágenes de moda, a Amaia Salamanca deslumbrándonos bellísima desde un suplemento del diario El País, a Amaia Salamanca con un magnífico sujetador naranja en una escena de Tensión sexual no resuelta… De todos esos modos se nos muestra la dulce, la elegante, la señorial Amaia Salamanca cuando buscamos imágenes suyas en la red.

La vemos así, casi principesca (no en vano ella fue la encargada de representar el papel de la hoy Reina Leticia en el capítulo televisivo Felipe y Leticia), y no podemos evitar, al verla interpretar a la señorial Alicia Alarcón de Gran Hotel, recordar lo que una vez dijo el gran Gary Cooper de Grace Kelly, otra rubia elegante y bella. Cooper, que había sido amante (uno más) de la bella actriz de Hollywood, dijo de la que después sería Princesa de Mónaco y abuela de la hermosa Carlota Casiraghi: “parece fría como un témpano, pero le bajas las bragas y se convierte en un volcán en erupción”.

No nos cuesta nada imaginar así a Amaia Salamanca: como a un volcán en erupción. No sobre todo después de ver con el apasionamiento con que se entrega a Mario Casas (que fue rollete suyo en la vida real) sobre una mesa en la escena de Fuga de cerebros que hemos comentado. Nos encantan los senos de Amaia Salamanca, nos encanta la curva que forma el culo de Amaia Salamanca en su arranque, pero nos enloquece como un atisbo de la pasión entrevista esa barbilla de Amaia que se echa hacia delante con la boca entreabierta buscando la boca de Mario. Hay calentura en ese gesto. Hay pasión. Hay deseo.

Aunque para deseo a lo grande el que crece dentro de nosotros cuando observamos, por ejemplo, a la bella Amaia, vestida con el típico uniforme de colegiala sexy (ya sabes: falda cortita y tableteada de cuadros, blusa blanca, corbata negra…) cayendo a una piscina, en la que se pega el lote con otro de los personajes que, junto a ella, participaban en SMS (Sin miedo a soñar), la primera serie de La Sexta. Imagina a Amaia vestida de colegiala, empapada de agua, dentro de la piscina, quitándose falda y blusa. ¿No sientes nada? Seguramente envidia, también, de ese mozo que, dentro de la piscina, tiene la suerte de tocar el fantástico cuerpo de Amaia Salamanca.

Pero mejor no dejarse vencer por la envidia. Envidiaríamos, según las habladurías, a mucha gente. A Miguel Ángel Silvestre, el Duque; a Gonzalo Miró; a Daniel Guzmán; a Sergio Ramos; incluso a Iker Casillas. De todos esos, y de algunos más, se dice que han tenido algo que ver con nuestra adorada Amaia. Las habladurías, a veces, no tienen fin. O eso queremos pensar los que nunca pondremos nuestras manos (¿sucias?) sobre Amaia.

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¿Hay vida más allá de Amaia Salamanca desnuda y follando?

Pero no nos dejemos vencer por el desencanto. Hay escorts tan bellas como Amaia y que nos están esperando para poner al alcance de nuestras manos (educadas y apasionadas) unas exquisiteces semejantes a las que atesora nuestra rubia favorita. Basta con hacer una llamada, explicar qué deseamos y concretar una cita.