Un ángel junto a Cristiano

Al final deberemos hacerlo. Al final tendremos que dar las gracias, seamos merengues o no, a Cristiano Ronaldo. El crack de Madeira no deja de proporcionarnos nombres femeninos con los que embellecer esta sección y llenarla de contenido. Si en un principio fue el nombre de la que fuera durante casi cinco años su novia oficial, la bellísima y cada vez más excitante Irina Shayk , y después (aunque seguramente a su pesar) el de la modelo británica Rhian Sugden (que proclamó a los cuatro vientos que el crack portugués había corrido tras ella como perrito faldero), ahora es la modelo brasileña Alessandra Ambrosio y ángel de Victoria´s Secret quien llama a nuestra puerta para convertirse en protagonista de esta sección al protagonizar junto a CR7 un reportaje fotográfico para el suplemento “The Body Issue” de la afamada revista estadounidense GQ. En dicha revista, a Ronaldo se le denomina “Premio Nobel a la Perfección Física” y a Alessandra Ambrosio, “Supermodelo, super-hot”.

No vamos a entrar aquí a ensalzar las beldades físicas del astro protugués ni a loar esa innegable tableta de chocolate que parece haberse apoderado de su vientre y que, según dicen las malas lenguas, ha sido perfilada y reforzada todavía más gracias a la magia potagia de ese maravilloso invento llamado Photoshop. Somos amantes del erotismo y nos gusta destacar todo lo que tenga que ver con él, pero aún no hemos dado el paso de comenzar a loar la belleza masculina. Después de todo, si no rompimos esa costumbre con alguien como Paul Newman, no vamos a hacerlo ahora por el crack madridista. Pero sí nos vamos a detener a extasiarnos con los sin duda atractivos y sexys encantos de la modelo brasileña.

Un cuerpo esculpido por el esfuerzo

Te hemos visto lucir las alitas de Victoria´s Secret como la gran modelo que eres, Alessandra Ambrosio. Te hemos visto en carteles y campañas publicitarias de marcas como Revlon, Christian Dior, Armani o Ralph Lauren, entre otros. Te hemos visto en la portada de revistas como Cosmopolitan, Elle, GQ, Harper’s Bazaar, Marie Claire, Ocean Drive y Vogue, convertida en el objeto de deseo de muchos hombres. Una de las últimas imágenes que hemos visto de ti, Alessandra Ambrosio, ha sido ésa que se han encargado de mostrarnos muchos medios y en la que apareces jugando al futbolín junto a Cristiano Ronaldo.

En todos esos sitios te hemos visto, Alessandra Ambrosio, y siempre nos hemos llevado la misma impresión grabada en nuestras pupilas: la de un mujerón con un cuerpo explosivo y un rostro con leves resonancias andróginas que parece columpiarse entre la ingenuidad y la provocación y que no deja de transmitir una suave idea de

Miramos el cuerpo de Alessandra Ambrosio y, mirándolo, nos vienen a la imaginación tórridas escenas de pasión y desenfreno acaecidas en un rincón de un gimnasio. Nos imaginamos follando con Alessandra Ambrosio y la escena imaginada desprende un abigarrado aroma a sudor y linimento. Y es que en tu cuerpo, Alessandra Ambrosio, en tu escultural y fibrado cuerpo, intuimos la huella dejada por el cincel y la escarpa de muchas horas de ejercicio físico. Así como en el cuerpo de otras bellezas creemos intuir la suavidad sedosa y mullida de lo que es así por obra y gracia de un dedo divino que le ha dado esa forma, en el tuyo creemos imaginar la dureza del mármol trabajado a base de esfuerzo.

Carnes duras y musculadas que han acabado imponiéndose contra los desórdenes que en todo cuerpo introducen los embarazos (Alessandra ha sido madre dos veces). Carnes que parecen hechas para permanecer incansables en el fragor de la batalla sexual que un hombre y una mujer pueden mantener cuando el deseo se les desborda y las hormonas se les ponen manga por hombro. Carnes restallantes que parecen hechas para agotar al hombre más bregado.

Tú nos has hecho amar, Alessandra Ambrosio, a esas mujeres que, en el gimnasio, dejan sobre la cinta de correr y la máquina de abdominales el rastro de sudor del empecinamiento de quien lucha contra las reglas que en ocasiones parece querer imponer la naturaleza. Tú nos has hecho desear a esas mujeres que resultan bellas más allá de las redondeces mullidas de lo inequívocamente femenino. Tú nos has hecho aproximarnos a lo veladamente andrógino como, salvando las distancias de espectacularidad de tus medidas (nos dicen que son 86 x 58 x 86), nos hizo aproximarnos en su momento la actriz Hilary Swank.

La mujer activa sexualmente

Contigo, Alessandra Ambrosio, es fácil imaginar escenas en las que eres tú quien, lejos de permanecer anclada en el rol de mujer sumisa que se deja llevar de una práctica sexual a otra, desempeñas el papel dominante y determinas qué es lo que vamos a hacer con todo ese deseo que llevamos dentro y que está pidiendo un lugar en el que plasmarse. Alessandra Ambrosio follando no debe admitir órdenes. Seguramente debe ser ella la que escoja la postura a realizar. Es ella quien decida la introducción o no de juguetes eróticos con los que amenizar lo que ya de por sí debe resultar, sin duda, ameno.

Nos cuesta muy poco, Alessandra Ambrosio de nuestras pasarelas, imaginarte en una escena lésbica, con un arnés enfundado, convertida en una bella mujer que, dotada de un pene de silicona o gelatina, penetra con arrebatada pasión a una mujer quizás menos andrógina, seguramente menos inquietante de lo que tú puedes llegar a resultarnos cuando observamos cómo poco a poco la musculatura va adueñándose de tu cuerpo.

Las tetas de Alessandra Ambrosio, el culo de Alessandra Ambrosio o las abdominales de Alessandra Ambrosio son la piedra en la que queremos dejar cincelada, como si de mármol se tratara, el nombre de nuestro deseo.

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